domingo, 16 de mayo de 2010

La caída de la República (el documental)




Veamos quienes son:

Goldman Sachs

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Oficinas del Grupo Económico Goldman Sachs en Fraumünsterplatz, Zurich (el edificio iluminado de la izquierda).
El Grupo Goldman Sachs (The Goldman Sachs Group, Inc.) o simplemente Goldman Sachs (GS) es uno de los grupos de inversión más grandes del mundo. Fue fundado en 1869.
Durante la crisis financiera de Estados Unidos del 2008 y ante la posibilidad de afrontar la bancarrota, el 21 de septiembre de 2008, Goldman Sachs recibió autorización de la Reserva Federal (FED) para dejar de ser un banco de inversión y convertirse en un banco comercial.[1]
El 16 de abril de 2010 la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (U.S. Securities and Exchange Commission-SEC) acusó a Goldman Sachs de fraude por las hipotecas subprime. La SEC considera que están en el centro del fraude Fabrice Tourre, vicepresidente de Goldman, y señala también a John Paulson,[2] gestor principal del fondo de inversión libre (hedge fund) Paulson&Co.[3] [4] Se considera a Goldman Sachs uno de los actores principales en la ocultación del déficit de la deuda griega.[5] [6] [7] [8

Historia [editar]

El grupo Goldman Sachs fue fundado en 1869 por Marcus Goldman.[9] y tiene su sede principal en el Bajo Manhattan en Nueva York, 85 Broad Street.[10]
La compañía se dio a conocer como pionera en la emisión de letras de cambio no garantizadas para empresarios y fue invitada a unirse a la New York Stock Exchange en 1896. Fue durante ese tiempo que el yerno de Goldman, Samuel Sachs, se unió a la firma, lo que motivó el cambio de nombre por "Goldman Sachs".
A principios del siglo XX Goldman jugó un papel principal en el establecimiento de las ofertas públicas de venta (OPV) en el mercado. Llegó a manejar la más grande OPV de la época, aquella de Sears, Roebuck and Company en 1906. Llegó a ser también una de las primeras compañías en reclutar aquellos con Maestría en Administración de Negocios de las principales escuelas de economía y dicha práctica continúa en la actualidad.
En 1929 lanzó la Goldman Sachs Trading Corp., algo cercano a un Fondo común de inversión.
Goldman Sachs actúa como un asesor financiero para algunas de las compañías más importantes, grandes gobiernos y ricas familias del mundo; es enlace primario en el mercado de seguridad del Tesoro de los Estados Unidos; ofrece a sus clientes asesoría en inversiones y adquisición, provee servicios de aceptación, inversión en comercio de propiedades, inversión privada y maneja la riqueza de personas o familias influyentes del mundo.
Goldman Sachs tiene múltiples oficinas de gran importancia financiera en centros como Nueva York, Chicago, Los Ángeles, San Francisco, Fráncfort del Meno, Zúrich, París, Londres, Phoenix, Singapur, Salt Lake City, Milán, Melbourne, Tokio, Moscú y Toronto con planes de llegar a latinoamerica en el centro financiero guatemalteco, para luego incursionar en el salvadoreño.

Datos generales [editar]

En el año 2006, Goldman Sachs tenía 26.500 empleados en todo el planeta y reportó ganancias por US$9.54 mil millones y un record de ganacias compartidas de $19.69.[11] Según el informe, la compensación total por empleados en 2006 estaba en US$622,000.[12] El actual director ejecutivo oficial es Lloyd C. Blankfein.
Goldman Sachs se ha jactado de tener una cultura generosa de remuneraciones.[13]

Negocios [editar]

La compañía está divida en cuatro segmentos de negocios: inversión bancaria, comercio, administración de activos y servicios de seguridad.

Inversión bancaria [editar]

La inversión bancaria está divida en dos partes que incluye:
  1. Asesoría financiera: fusiones y adquisiciones, investiduras, actividades corporativas de la defensa, reestructuración y efectos.
  2. Subscripciones: ofertas públicas y colocación privada de acciones, todo lo relacionado con la equidad y los instrumentos de deuda.
Goldman Sachs es uno de los bancos líderes según la Tabla de la Liga Financiera Thomson. En fusiones y adquisiciones ha ganado fama histórica por asesorar clientes en ofertas públicas de adquisición. Por mucho tiempo, durante la década de los 80 fue el único banco de grandes inversiones con una política estricta en contra de ayudar iniciativas de ofertas públicas de adquisición, lo cual le dio una inmensa reputación a GS.
Este primer segmento le gana a GS un 15% de su rédito.

Comercio e inversiones principales [editar]

El segmento de comercio e inversiones principales es el más grande de los tres y el responsable de los más grandes intereses. Este se divide en tres áreas:
  1. Renta fija, moneda y materias primas: comercio en tipos de interés y productos de crédito, seguros de hipotecas y préstamos, moneda y materias primas, productos estructurados y derivados.
  2. Acciones: comercio en acciones, productos relacionados con acciones, mercado de derivados, productos estructurados y ejecutar el comercio de clientes con acciones, opciones financieras y futuros en el mercado internacional.
  3. Inversiones principales: inversión en el mercado bancario y de fondos.
Este segmento se deriva de las rénditas y beneficios ganadas por la actividad comercial del banco tanto en nombre de sus clientes (conocidos como "comercio flotante") como por sus propias cuentas (conocidas como "comercio de propiedad").
Mucha parte del comercio hecho por GS no es especulativo sino más bien en el terreno de hacer ofertas en el proceso actuando como creador de mercado. Por lo menos un 65% de las rénditas e intereses de GS derivan de esta área y, a pesar de anteriores predicciones del banco que decían que esta área no crecería tan rápido como la división de inversión bancaria, lo cierto es que continúa siendo la principal dando como resultado la elección de Lloyd Blankfein como presidente y director oficial de operaciones después de la salida de John Thain que pasó a dirigir NYSE en reemplazo de John L. Thornton que fue a una posición académica en China.

Manejo de activos y servicios de seguridad [editar]

En cuanto a la división del manejo de activos y servicios de seguridad, es una de las partes de mayor crecimiento económico en GS e incluye las siguientes partes:
  • Los servicios de seguridad: esta división ofrece paquetes primarios de seguridad financiera, servicios financieros, seguridad de préstamos a fondos de inversión libre, fondos comunes, fondos de pensión, fundaciones e individuos de alto capital.
Este segmento gana el 19% de intereses para GS. Para el 2006 la administración de activos de GS fue la más grande de los Estados Unidos con $29.5 mil millones bajo administración.[14]

GS Capital Partners [editar]

GS Capital Partners es la filial de inversión privada de Goldman Sachs. Este ha invertido más de $17 mil millones en el lapso de los 20 años comprendidos entre 1986 y 2006. El fondo más prominente es el fondo GS Capital Partners V el cual comprende más de $8.5 mil millones de acciones.[15]

Predicciones [editar]

En diciembre de 2005, cuatro años después de su informe sobre las emergentes economías BRIC (Brasil, Rusia, India y China), el Goldman Sachs publicó su lista de los "próximos once" países en vías de un notable desarrollo económico teniendo en cuenta los criterios de estabilidad macroeconómica, madurez política, apertura al mercado y a la inversión, políticas de inversión y calidad en la educación. Los once países que reunieron dichos criterios fueron los siguientes: Bangladesh, Egipto, Indonesia, Irán, Corea del Sur, México, Nigeria, Pakistán, Filipinas, Turquía y Vietnam.[16]
Recientemente ha tenido lugar una etapa muy turbia de este banco de inversión estadounidense. Fue uno de los encargados, en diciembre de 2006, de colocar la empresa Vueling Airlines en bolsa a un precio de 30 euros por acción. En junio de 2007 colocó la participación de Apax Partners a un precio medio de 31 euros. Poco después, se mostraba neutral en 12 euros. Y en octubre, diez meses después de la colocación, le dice a todo el mundo que no, que la acción de la compañía vale 2,5 euros. Pero esto no termina aquí, ya que tres semanas después, la valora en 13 euros.
Un viraje tan abismal abre, cuando menos, bastantes dudas sobre el papel de los bancos de inversión cuando ponen precio a una compañía a la hora de salir a bolsa.

Quiebra de Goldman Sachs [editar]

En medio de la crisis financiera de Estados Unidos del 2008 y ante la posibilidad de afrontar la bancarrota, el 21 de septiembre de 2008, Goldman Sachs recibió autorización de la Reserva Federal para dejar de ser un banco de inversión y convertirse en un banco comercial.[17] Al día siguiente junto con el otro más grande banco de inversión, Morgan Stanley, Goldman Sachs confirmó que había llegado a su fin la era de los grandes bancos de inversión de Wall Street.[18]
En el año 2008, Goldman Sachs recibió US$10.000 millones del programa TARP. Debido a las restricciones incluidas en el programa, la firma ha tenido restricciones en cuanto a las remuneraciones a sus empleados. Según Lloyd Blankfein, el presidente de la firma, dijo que limitaría la capacidad de competir en EE. UU como en el extranjero. El lunes 12, Goldman declaró que recaudaría $5 000 millones mediante la venta de nuevas acciones comunes a los inversionistas; el banco declaró además una ganancia neta trimestral de $1 810 millones. [13]

Referencias [editar]

  • Goldman Sachs: The Culture of Success. Lisa Endlich. Little, Brown and Company. 1999. ISBN 0-316-64373-4
  1. «Goldman Sachs to be regulated by Fed». Bloomberg. Consultado el 21-09-2008.
  2. El tahúr de la miseria, Sandro Pozzi, El País, 18/4/2010
  3. Las autoridades de EE UU acusan a Goldman Sachs de fraude, Sandro Pozzi, El País, 16/4/2010
  4. EE UU acusa a Goldman de fraude por las 'subprime', Sandro Pozzi, El País, 17/4/2010
  5. Goldman Sachs colocó deuda griega sin toda la información, Bloomberg, El País, 18/12/2010
  6. Goldman Sachs: el fin de la impunidad para el vampiro de los mil tentáculos, Randall Wray, en Sin Permiso, 25/4/2010
  7. Pues sí, aún puede ser peor: los múltiples timos de Goldman Sachs, Dean Baker, en Sin Permiso, 25/4/2010
  8. Del Tratado de Detroit a Goldman Sachs, Alejandro Nadal, en Sin Permiso, 25/4/2010
  9. Spiro, Leah Nathans; Stanley Reed (1997-12-22). «INSIDE THE MONEY MACHINE–In a big-is-all business, Goldman vows to go it alone». BusinessWeek (The McGraw-Hill Companies Inc.). http://www.businessweek.com/1997/51/b3558118.htm. Consultado el 17-01-2007. 
  10. «Goldman Sachs— Google Maps». Consultado el 17-01-2007.
  11. «GOLDMAN SACHS REPORTS RECORD EARNINGS PER COMMON SHARE OF $19.69 FOR 2006» (PDF) págs. p. 1. The Goldman Sachs Group, Inc. (12-12-2006). Consultado el 17-01-2007.
  12. Gavin, Robert (2006-12-12). «Good deal: Average Goldman Sachs employee makes $622,000». The Boston Globe (The New York Times Company). http://www.boston.com/business/articles/2006/12/12/good_deal_average_goldman_sachs_employee_makes_622000/?p1=MEWell_Pos2. Consultado el 17-01-2007. 
  13. a b Susanne Craig, Kate Kelly y Deborah Solomon (14 de abril de 2 009). «Goldman Sachs sale a recaudar fondos para romper sus ataduras con el gobierno». The Wall Street Journal. Consultado el 17 de abril de 2 009.
  14. Pasha, Shaheen (2006-10-06). Banks' love affair with hedge funds. CNNMoney.com. http://money.cnn.com/2006/10/05/news/companies/banks_hedgefunds/index.htm?postversion=2006100607. Consultado el 17-01-2007. 
  15. GS Capital Partners». The Goldman Sachs Group, Inc. Consultado el 08-02-2007.
  16. Khan, Jasim Uddin (2005-12-15). «Bangladesh on Goldman Sachs 'Next Eleven' list». The Daily Star. http://www.thedailystar.net/2005/12/15/d5121501107.htm. Consultado el 17-01-2007. 
  17. «Goldman Sachs to be regulated by Fed». Bloomberg. Consultado el 21-09-2008.
  18. Wall Street in crisis: Last banks standing give up investment bank status, The Guardian, September 22, 2008

Enlaces externos [editar]

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En inglés

Resultados de la búsqued




  1. Goldman Sachs Argentina L.L.C. (Sucursal Argentina)

    www2.goldmansachs.com
    Avenida Del Libertador 498
    1001 Ciudad Autónoma de Buenos Aires
    (0)11 4323 0500
    ¿Es precisa esta información?
    Más informac




  2. Goldman Sachs

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    A full-service global investment banking and securities firm.
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  3. Goldman Sachs | Argentina

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    Goldman Sachs' Buenos Aires office operates as part of the Latin American Investment Banking group. It offers investment banking services to the southern ...
    www2.goldmansachs.com/worldwide/.../index.html - En caché - Similares




  4. Goldman Sachs - Wikipedia, la enciclopedia libre






    El Grupo Goldman Sachs (The Goldman Sachs Group, Inc.) o simplemente Goldman Sachs (GS) es uno de los grupos de inversión más grandes del mundo. ...
    es.wikipedia.org/wiki/Goldman_Sachs - En caché - Similares




  5. Noticias sobre goldman sachs

    Goldman Sachs ve estrategia autodestructiva en Venezuela‎ - hace 6 horas
    A juicio de Goldman Sachs, los imperativos fiscales y electorales motivaron la gran devaluación. Luego de la devaluación, el presidente Hugo Chávez hizo la ...
    El Universal (Venezuela) - 2 artículos relacionados »




  6. Goldman Sachs dice que la acusación en su contra es 'completamente ...






    16 Abr 2010 ... Goldman Sachs dice que la acusación es infundada Los cargos que presentó la SEC son infundados y nos defenderemos con determinación por la ...
    www.elmundo.es/america/2010/04/16/.../1271444482.html - En caché




  7. Goldman Sachs - Bancos - Economía - Actualidad






    La Fiscalía de New York dio inicio a una investigación para determinar si ocho bancos (Goldman Sachs, Morgan Stanley, UBS, Citigroup, Crédit Suisse, ...
    www.wikio.es/economia/bancos/goldman_sachs - En caché - Similares




  8. Goldman Sachs Group Inc. News - The New York Times

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    News about the Goldman Sachs Group Inc. Commentary and archival information about the Goldman Sachs Group Inc. from The New York Times.
    topics.nytimes.com › BusinessCompanies - En caché - Similares
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1954, muchos de los hombres más poderosos del mundo se reunieron por primera vez bajo el patrocinio de la familia real holandesa y la familia Rockefeller en el lujoso hotel Bilderberg de la pequeña ciudad holandesa de Oosterbeck. Durante todo un fin de semana debatieron sobre el futuro del mundo. Al acabar las sesiones, decidieron volver a reunirse cada año para intercambiar ideas y analizar la evolución internacional. Se bautizaron a sí mismos como Club Bilderberg y, desde entonces, cada año, se reúnen durante un fin de semana en un hotel de mundo para decidir el futuro de la humanidad. Entre los miembros actuales de este selecto club se encuentran Bill Clinton, Paul Wolfowitz, Henry Kissinger, David Rockefeller, Angela Merkel, Jacques Chirac, Donald Rumsfeld, Toni Blair y George Soros, además de muchos otros jefes de gobierno, empresarios, políticos, banqueros y periodistas de países de todo el mundo. Españoles de primer nivel también forman parte de este selecto club. Entre ellos se encuentran Rodrigo Rato, Matías Rodríguez Inciarte, Juan Luis Cebrián, Joaquín Almunia, Pedro Solbes, Loyola de Palacios, José Borrell, Jaime Carvajal de Urquijo y Javier Solana.

El Club Bilderberg no es una sociedad secreta. No se trata tampoco de una nueva teoría conspiradora sobre el dominio del mundo. El Club Bilderberg es totalmente real y tangible. Existe como institución oficial y se han publicado algunos artículos sobre él. La prestigiosa BBC británica, por ejemplo, le dedicó su atención el 27 de septiembre de 2005. Sin embargo, en más de cincuenta años de reuniones en las que se ha producido una concentración inusitada de poder y dinero en el mismo momento y en un solo lugar, nunca se ha filtrado ninguna información de lo que se debatía en el Club Bilderberg. Jamás se ha dejado entrar a la prensa a las deliberaciones, ni se ha emitido ningún comunicado sobre las conclusiones a las que habían llegado los asistentes, ni tampoco se ha hecho pública ningún acta con el orden del día.



Se oye resonar por ahí pero proviene de clarín (lo cual exige siempre tomar con pinzas lo no sabido de sus intenciones e intereses para publicar):
DESEMPLEO EN ESPAÑA. Esta crisis no se solucionará con una economía de mercado, dice Zizek.

La crisis vivida como electroshock - Slavoj Zizek

La crisis vivida como electroshock - Slavoj Zizek


Para el filósofo esloveno Slavoj Zizek es ingenuo confiar en efectos positivos de las crisis económicas. La última exhibe las fisuras del neoliberalismo y parece encaminarse hacia la imposición de drásticas medidas para perpetuar el capitalismo salvaje. "El comunismo vuelve a ser una opción", pronostica.
Por: Slavoj Zizek


¿La crisis actual va a ser un momento aleccionador, el despertar de un sueño? Todo depende de cómo se lo simbolice, de que relato o interpretación ideológica se imponga y determine la percepción general de la crisis. Cuando se interrumpe el normal transcurrir de las cosas de forma traumática, se abre el terreno a una competencia ideológica "discursiva": en la Alemania de fines de los años 20, por ejemplo, Hitler ganó la competencia por la narración que explicaría a los alemanes las razones de la crisis de la República de Weimar y la salida de la misma (su trama fue el plan judío); en la Francia de 1940 fue la narración del mariscal Petain la que ganó en lo relativo a explicar los motivos de la derrota de Francia. La expectativa optimista izquierdista de que la crisis económica y financiera actual dé una oportunidad a la izquierda radicalizada es, por lo tanto, de una miopía peligrosa: el principal efecto de la crisis no va a ser el auge de la política emancipatoria radicalizada sino el apogeo del populismo racista, más guerras, más pobreza en los países más pobres del Tercer Mundo, mayores divisiones entre ricos y pobres.

Si bien las crisis sacan a la gente de una actitud de complacencia y la llevan a cuestionar los fundamentos de su vida, la primera reacción espontánea es el pánico, que lleva a un "retorno a las cosas básicas": las premisas básicas de la ideología imperante no se ponen en duda, sino que se afirman de manera aun más violenta. El peligro es, por lo tanto, que la crisis actual se utilice según los lineamientos de lo que Naomi Klein llamó la "doctrina de shock". Las reacciones hostiles predominantes en relación con el nuevo libro de Naomi Klein son mucho más violentas de lo que cabría esperar; hasta los benévolos liberales de izquierda, que ven con simpatía algunos de sus análisis, deploran la forma en que "el griterío oscurece su razonamiento" (como señaló Will Hutton en su reseña del libro en The Observer). Es evidente que Klein tocó algún nervio muy sensible con su tesis principal: "La historia del libre mercado contemporáneo se escribió mediante shocks. Algunas de las más graves violaciones de los derechos humanos de los últimos 35 años (...) se cometieron con la deliberada intención de aterrar a la gente o estuvieron destinados a preparar el terreno para la introducción de reformas drásticas de libre mercado" (en La doctrina del shock).

Esa tesis se desarrolla a través de una serie de análisis concretos, entre los cuales la guerra de Irak desempeña un papel central: el ataque de los Estados Unidos a Irak se basó en la idea de que, luego de la estrategia militar de "conmoción y pavor", el país podía organizarse como un paraíso de libre mercado, dado que el país y la población estarían tan traumatizados que no ofrecerían oposición... La imposición de una economía de mercado se facilita mucho si lo que allana el camino a la misma es algún tipo de conmoción (natural, militar, económica) que obliga a la gente a abandonar las "viejas costumbres", convirtiéndola en una tabula rasa ideológica, en sobreviviente de su propia muerte simbólica, dispuesta a aceptar el nuevo orden una vez barridos los obstáculos. La doctrina del shock de Klein también es válida para la ecología: lejos de poner en peligro el capitalismo una gran catástrofe ecológica bien podría fortalecerlo con la apertura de nuevos espacios de inversión capitalista.

¿Y si la crisis actual también se usa como un "shock" que cree las condiciones ideológicas para una terapia liberal más profunda? La necesidad de esa terapia de shock surge del núcleo utópico (con frecuencia olvidado) de la economía neoliberal. Si bien el liberalismo se presenta como encarnación de la antiutopía, y el neoliberalismo como señal de la nueva era de la humanidad que dejó atrás los proyectos utópicos responsables de los horrores totalitarios del siglo XX, ahora es evidente que los tiempos de verdadera utopía fueron los felices años 90 de Clinton con su creencia de que llegamos al "fin de la historia" (Fukuyama), de que por fin se halló la fórmula para el orden socioeconómico óptimo. La experiencia de las últimas décadas demuestra a las claras que el mercado no es un mecanismo benigno que funciona mejor cuando se lo deja trabajar en paz, sino que exige mucha violencia paralela al mercado para crear las condiciones para su funcionamiento. La forma en que los fundamentalistas del mercado reaccionan a los resultados destructivos de la instrumentación de sus recetas es típica de los "totalitarios" utópicos: responsabilizan del fracaso a las concesiones de quienes concretaron sus visiones (todavía hay demasiada intervención del estado, etc.) y exigen una instrumentación aun más drástica de la doctrina de mercado.

En consecuencia, para decirlo en términos marxistas anticuados, la tarea principal de la ideología gobernante en la crisis actual es imponer un relato que no responsabilice de la crisis al sistema capitalista global como tal, sino a su desviación accidental secundaria (regulaciones legales demasiado laxas, corrupción de las grandes instituciones financieras, etc.). En tiempos del Socialismo Existente, las ideologías prosocialistas trataban de salvar la idea del socialismo diciendo que el fracaso de las "democracias del pueblo" era el fracaso de una versión inauténtica del socialismo, no de su idea como tal. No es sin ironía que se destaca que (a menudo los mismos) ideólogos que se burlaron de esa defensa del socialismo y la calificaron de ilusoria, insistiendo en que había que responsabilizar a la propia idea básica, ahora recurren al mismo tipo de defensa: no es el capitalismo el que está en bancarrota, sino sólo su concreción distorsionada...

Así, luego de condenar a todos los "sospechosos habituales" de utopías, tal vez haya llegado el momento de concentrarse en la propia utopía liberal. Es lo que habría que contestarles a quienes rechazan todo intento de cuestionar los fundamentos del orden capitalista democrático liberal como una utopía peligrosa: la crisis actual nos enfrenta a las consecuencias del núcleo utópico de ese orden. Si bien el liberalismo se presenta como la encarnación de la antiutopía, y el neoliberalismo como señal de la nueva era de la humanidad que dejó atrás los proyectos utópicos responsables de los horrores totalitarios del siglo XX, ahora se hace evidente que los tiempos de la verdadera utopía fueron los felices años 90 de Clinton, con su creencia de que llegamos al "fin de la historia" (Fukuyama), de que la humanidad por fin encontró la fórmula para el orden socioeconómico óptimo. La experiencia de las últimas décadas demuestra que el mercado no es un mecanismo benigno que funciona mejor cuando se lo deja trabajar en paz, sino que exige mucha violencia paralela al mercado para crear las condiciones para su funcionamiento. La forma en que los fundamentalistas del mercado reaccionan a los resultados destructivos de la instrumentación de sus recetas es típica de los "totalitarios" utópicos: responsabilizan del fracaso a las concesiones de quienes concretaron sus visiones (todavía hay demasiada intervención del estado, etc.) y exigen una instrumentación aun más drástica de la doctrina de mercado. Ese anverso violento de la fórmula liberal es el mensaje inquietante del libro de Klein, y la crisis financiera actual demuestra lo difícil que es perturbar el denso fondo de premisas utópicas que determinan nuestros actos, como dice Alain Badiou: "Se exige a los ciudadanos que "entiendan" que no es posible cubrir la brecha financiera de la Seguridad Social, pero que, sin ponerse a contar los miles de millones, debe cubrirse la brecha de los bancos. Debemos aprobar seriamente que nadie quiera nacionalizar una fábrica en problemas por la competencia, fábrica en la que trabajan miles de personas, pero que resulte evidente nacionalizar un banco que se desplomó debido a sus especulaciones" (Le Monde, 17 de octubre de 2008).

Habría que generalizar la siguiente afirmación. Cuando combatimos el sida, el hambre, la falta de agua, el calentamiento global, etc., si bien reconocemos la urgencia de esos problemas, siempre hay tiempo para reflexionar, postergar decisiones (la principal conclusión de la última reunión de los gobernantes de las superpotencias en Bali, considerada un éxito, fue que volvería a reunirse en dos años para seguir conversando ...), pero en la crisis financiera la urgencia de actuar fue categórica y de inmediato se encontró una suma que excedió todo lo imaginable. Salvar especies en peligro, salvar al planeta del calentamiento global, a los enfermos de sida, a los que mueren por falta de fondos para operaciones y tratamientos caros, salvar a los chicos que se mueren de hambre... todo eso puede esperar, pero el llamado "¡salven a los bancos!" es un imperativo categórico que exige y recibe atención inmediata. El pánico se hizo omnipresente y enseguida se estableció una unidad transnacional no partidaria: todos los enconos entre gobernantes se olvidaron en el acto para evitar LA catástrofe. Hasta los métodos democráticos quedaron suspendidos de facto: no había tiempo para la metodología democrática y quienes se opusieron al plan en el Congreso pronto fueron obligados a marchar con la mayoría. Bush, McCain y Obama se apresuraron a unirse; no había tiempo para prolongados debates; estamos en emergencia y hay que actuar ... No hay que olvidar que la inmensa suma de dinero no se gastó por una tarea "real" clara, sino para restablecer la confianza en los mercados, o sea ¡por una cuestión de fe! ¿Necesitamos otra prueba de que el Capital es el Real de nuestras vidas, el Real cuyas exigencias son mucho más absolutas que hasta la más acuciante de las exigencias de nuestra realidad natural y social? Fue Joseph Brodsky quien dio una respuesta adecuada a la misteriosa búsqueda del "quinto elemento" la quintaesencia de nuestra realidad: "Sumado al aire, la tierra, el agua y el fuego, el dinero es la quinta fuerza natural que un ser humano debe tener en cuenta con más frecuencia" (en uno de los ensayos recogidos en Menos que uno). Si se tienen dudas, baste una mirada a la crisis financiera de 2008.

A fines de 2008, investigadores de Cambridge y Yale que analizaban las tendencias en la epidemia de tuberculosis en las últimas décadas en Europa del este dieron a conocer su resultado: tras analizar datos de más de 20 países, establecieron una clara correlación entre los préstamos del FMI a esos países y el aumento de los casos de tuberculosis. Cuando los préstamos se interrumpieron, la epidemia de tuberculosis volvió a reducirse. La explicación es simple: la condición para el otorgamiento de los créditos es que el estado imponga una "disciplina financiera" (reducir el gasto público), y la primera víctima de esas medidas destinadas a establecer la "salud financiera" es la propia salud: el gasto en salud pública. Así queda abierto el camino para que los humanitarios occidentales deploren las catastróficas condiciones de los servicios médicos en esos países y ofrezcan asistencia caritativa.

La crisis financiera hizo imposible ignorar la flagrante irracionalidad del capitalismo global. Basta con comparar los 700.000 millones de dólares que se destinaron a la estabilización del sistema bancario tan sólo en los Estados Unidos con el hecho de que, de los 22.000 millones de dólares que los países más ricos iban a destinar a la ayuda a la agricultura de los países más pobres en este año de crisis de alimentos, sólo se aportaron 2.200 millones. La culpa de esa crisis de alimentos no puede atribuirse a los sospechosos habituales como la corrupción, la ineficiencia y el intervencionismo estatal de los países del Tercer Mundo. Al contrario, depende de manera directa de la globalización de la agricultura, y fue Bill Clinton el que lo dejó en claro en sus comentarios (según informó AP el 23 de octubre de 2008) sobre la crisis global de alimentos durante una reunión de la ONU en ocasión del Día Mundial de los Alimentos y con el elocuente título de "Nos equivocamos en relación con los alimentos globales" (el texto está disponible en www.cbsnews.com). El eje del discurso de Clinton fue que la actual crisis global de alimentos demuestra que "todos nos equivocamos, incluyéndome a mí cuando fui presidente", al tratar los alimentos agrícolas como materias primas en lugar de cómo un derecho vital de los pobres del mundo. Clinton fue muy claro al responsabilizar no a gobiernos o países individuales sino a la política global occidental a largo plazo que impusieron los Estados Unidos y la Unión Europea e instrumentaron durante décadas el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otras instituciones. Esa política presionó a los países africanos y asiáticos para que abandonaran los subsidios gubernamentales para fertilizantes, semillas mejoradas y otros insumos agrícolas, allanando así el camino para que la mejor tierra se usara para cultivos de exportación y para arruinar la autosuficiencia alimentaria de los países. El resultado de esos "ajustes estructurales" fue la integración de la agricultura local a la economía global: al tiempo que se exportaba la producción agrícola, los agricultores que se quedaban sin tierras terminaban incorporándose a barriadas pobres y convirtiéndose en mano de obra para la explotación laboral tercerizada, y los países tuvieron que depender cada vez más de alimentos importados. Así se los mantiene en una dependencia poscolonial y se los hace cada vez más vulnerables a las fluctuaciones del mercado: el vertiginoso aumento del precio de los granos (producto también de su uso para la producción de biocombustibles) de los últimos años ya dio lugar a hambrunas en países, de Haití a Etiopía.

En estos años, esa estrategia se hizo sistemática y de mucho mayor alcance: las grandes empresas internacionales y los gobiernos trataron de compensar la escasez de tierra cultivable en sus propios países mediante el establecimiento de grandes establecimientos agrarios industriales en el exterior (V. Walt en Time, 23 de noviembre de 2008). Por ejemplo, en noviembre de 2008 Daewoo Logistics de Corea del Sur anunció que había negociado el alquiler por 99 años de casi un millón y medio de hectáreas de tierras cultivables en Madagascar, casi la mitad de la tierra cultivable de Madagascar. Daewoo planea sembrar maíz en alrededor de las tres cuartas partes y dedicar el resto a la producción de aceite de palma, producto primario clave para el mercado global de biocombustibles. Pero es apenas la punta del iceberg. El fértil suelo africano también resulta atractivo a otras naciones europeas y a los países del Golfo Pérsico petrolero. Si bien esos países ricos no tienen ningún problema para pagar la importación de alimentos, el actual torbellino de los mercados mundiales de alimentos hizo que aumentara el estímulo para asegurarse las propias fuentes de abastecimiento.

¿Cuál es el incentivo que tiene la otra parte, los países africanos en los que abunda el hambre y cuyos campesinos carecen de fondos para dedicar a fertilizante, herramientas básicas, combustible e infraestructura de transporte para producir con eficiencia y llevar su producción al mercado? Los representantes de Daewoo aseguran que el acuerdo también beneficiará a Magadascar: no sólo la tierra que están arrendando no está en uso en la actualidad, sino que, "si bien Daewoo proyecta exportar el producto de la tierra que arrienda en Madagascar, planea invertir unos 6.000 millones de dólares en los próximos veinte años en la construcción de instalaciones portuarias, carreteras, plantas eléctricas y sistemas de irrigación necesarios para sus negocios agrarios locales, lo que creará miles de empleos para los desocupados de Madagascar. Los empleos contribuirán a que la población de Madagascar gane dinero para comprar sus propios alimentos, aunque sean importados." El círculo de la dependencia poscolonial vuelve a cerrarse: la dependencia alimentaria aumentará.

¿No nos vamos acercando de forma gradual a un estado global en el que la posible falta de tres recursos materiales básicos (energía –petróleo-, agua, alimentos) se convertirá en el aspecto determinante de la política internacional? ¿No es la falta de alimentos que se hace visible en las (por ahora) esporádicas explosiones en un lugar u otro una de las señales del inminente apocalipsis? Si bien el hecho de que eso pase está sobredeterminado por múltiples factores (la creciente demanda en países de rápido desarrollo como India y China, las cosechas desastrosas debido a problemas ecológicos, el uso de grandes extensiones de tierras cultivables en los países del Tercer Mundo, de las que se desalojó a la población local, para productos de exportación, el uso determinado por el mercado de granos con otros fines, como el de los biocombustibles), parece evidente que la actual no es una crisis de corto plazo que se superará con rapidez mediante regulaciones de mercado apropiadas, sino un estancamiento de largo plazo imposible de solucionar con una economía de mercado. (Algunos apólogos del nuevo orden mundial destacan que esa falta de alimentos es en sí misma un índice del progreso material: la población del Tercer Mundo en rápido desarrollo gana más y puede permitirse comer más. El problema es que esa nueva demanda de alimentos pone a millones de personas del Tercer Mundo que no participan en ese desarrollo por debajo del nivel de supervivencia, en el hambre lisa y llana.) ¿No se aplica lo mismo a las inminentes crisis de energía y abastecimiento de agua? Para abordarlas de manera adecuada, habrá que inventar nuevas formas de acción colectiva en gran escala: ni la intervención estatal estándar ni las tan elogiadas autoorganizaciones locales pueden hacerlo. Si el problema no se va a resolver, habría que pensar con seriedad que nos encaminamos a una nueva era de apartheid en la que algunas partes aisladas del mundo que cuenten con abundancia de alimentos y energía estarán separadas de un exterior caótico dominado por la confusión, el hambre y la guerra permanente. ¿Qué debe hacer la población de Haití y la de otros lugares con escasez de alimentos? ¿No tienen pleno derecho a una rebelión violenta? El comunismo vuelve a ser una opción.

Clinton está en lo cierto cuando dice que "los alimentos no son un producto primario como otros; hay que volver a una política de máxima autosuficiencia de alimentos; es una locura pensar que podemos desarrollar otros países del mundo sin incrementar su capacidad de alimentarse." Pero aquí hay que agregar por lo menos dos cosas. En primer lugar, al tiempo que imponen la globalización de la agricultura a los países del Tercer Mundo, los países occidentales desarrollados hacen grandes esfuerzos por mantener su propia autosuficiencia de alimentos mediante el apoyo económico a sus propios productores rurales, etc. (este apoyo económico constituye más de la mitad del total del presupuesto de la Unión Europea). En segundo término, hay que tomar conciencia de que la lista de productos y cosas que no son "productos primarios como otros" es mucho más larga: no sólo defensa sino sobre todo alimentos, agua, energía, el medio ambiente como tal, cultura y educación, salud... ¿Quién y cómo decidirá sobre esas prioridades si no pueden quedar libradas al mercado? Es aquí donde hay que volver a plantear la cuestión del comunismo.

© Slavoj Zizek y Clarín, 2009.
Traducción de Joaquín Ibarburu.


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